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Tenía cada vez menos partes

Colección de trazos Los matadores de hormigas
Año: 2024
Edición: Primera
Diseño: Antonia Aguirre 
Número de páginas: 172
ISBN: 978-9942-45-628-1

Antonia Aguirre

«si supieran que esos bichos negros

me gustan

y que disfruto de la lengua de la perra entre

mis dedos

si supieran que toco a los animales

sería yo el animal .

mis manos son animal.»

SOBRE EL LIBRO

Animales que viven en nuestras manos y que luego desaparecen dejando una estela de luz inalcanzable. Animales que se confunden con nuestra sangre. Animales que se asoman a nuestras ventanas, frágiles e impetuosos. Animales que son espuma de vida, acontecimientos del aire, del respiro. Animales que caen de los árboles y forman ríos rojos. Animales que son madres, que lo pueden todo y que se les arrebata el amor. Animales que no se los toca. Animales imperturbables. Animales que viven dentro de nosotros por siempre y por última vez también.

 

«Tenía cada vez menos partes», el primer libro de dibujos de Antonia Aguirre, reúne una serie de diez relatos que tienen algo en común: animales al borde de la muerte y una mujer que los observa con la ternura más prístina para conservarlos a través de sus trazos.

© Florencia Luna

Antonia Aguirre

Ecuador, 1998

Artista plástica y dibujante. Ha trabajado en animación, ilustración, escultura y escenografías para teatro y cine. Explora y experimenta con pigmentos naturales y tierras. Los animales siempre la acompañan.

«El encuentro entre la humana y el animal, en los cuadernos de Antonia Aguirre, cuyas delicadas derivas son el libro y la exposición que llevan por nombre Tenía cada vez menos partes, no solo nos remite a la sensibilidad de una mirada que desde siempre sabe prestar atención a los animales, sino que lleva a la artista a disponer su cuerpo para recibir y producir obra rastreando aquello que de indómito o insondable persiste en esa relación. Este encuentro con ellos —con sus ritmos, sus movimientos, su materialidad, sus destinos— claramente ha moldeado su universo afectivo y sensible. Si lo que Antonia siente no puede ser expresado con los recursos de siempre, los aprendidos y repetidos hasta el cansancio, entonces ella dibuja con la mano izquierda (siendo derecha), narra sin palabras, vuelve a una figuración y a trazos desproporcionados y excéntricos, a las manchas, a una lengua lacónica pero punzante»

María Auxiliadora Balladares

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